Aún no salgo de mi asombro, quizás por ser demasiado ingenuo, con lo que me sucedió hoy.

Estos días estoy buscando oficinas para una nueva empresa, junto con un socio, y hemos podido comprobar atónitos que los piratas (en sentido figurado) no son cosa del pasado, y no me refiero a los que alimentan el Top Manta o a quienes descargan material audiovisual, sino a los piratas en los negocios.

Este no es un post de denuncia, y por ello no voy a dar ningún nombre, simplemente reflejar una anécdota que me ha parecido curiosa, aunque soy consciente de que es algo muy habitual ¡pero normalmente es para favorecer al cliente, y en este caso no!.

Entremos en situación: resulta que llegamos al centro de oficinas, y nos enseñan algunas. Debo decir que algunas de ellas se ajustaban a lo que buscábamos, y nos gustaban, lo cual hace más incomprensible las actuaciones posteriores.

Al principio todo muy bien, hasta que nos dan un precio. Un precio que entraba dentro de nuestros planes. Bien. Sin embargo, entrando ya en detalles, hay un cambio repentino en sus argumentos y dice que el precio que decía era en B (antes dio a entender de manera clara que no era así, que era un precio en A), algo que nos descuadró por completo.

Estaba claro que estaban improvisando tarifas (y otras muchas cosas), acompañado de un trato excesivamente cercano -chistes, bromas,…-, pero lo mejor estaba por llegar.

Ante mi clara negativa (las cosas cambiaban en esas condiciones, ya que me gusta tener las cuentas claras y transparentes -a lo que se suma que no me cuadraban las cuentas y que ya estaba yo con no una sino muchas moscas tras la oreja-) les digo que me digan el precio legal (en A), y dieron una cifra que no le veía mucho sentido a como la calcularon, porque si descontaba IVA y las deducciones por impuestos (al ser un gasto) nos salía mucho mejor económicamente que la supuesta «oferta pirata».

Diréis que eso es más o menos común -por ejemplo en talleres, obras, etc., y que suele ser favorable para el cliente si es particular porque se ahorra el IVA (nuestro caso es una empresa), y así es. Podría haber sido un error, e incluso quizás intentaron hacernos un favor (menudo favor si nos salía mejor por la vía legal), pero os digo que no fue así. ¿Por qué? Es que la película no ha terminado, señores.

Claro, podían hacernos facturas. Pero, ¿no nos viene mejor que las facturas sean de restaurantes? …. Restaurantes… Pero, ¿qué me están contando? ¿Qué les pasará por hacer una factura? Esto olía ya a cuerno quemano.

Por supuesto, recomendaban reservar (una mensualidad) porque había lista de espera. Pues muy bien, pero los que van a esperar son ellos.

Todo esto llevó que de una más que probable firma de contrato (nos gustaba) a quedar totalmente descartado. Sin duda que los vendedores tienen un gran sentido comercial, y dan una imagen de transparencia, seriedad y confianza a sus potenciales clientes. Lo que han conseguido es que opciones que previamente habíamos descartado hayan vuelto a ser opciones válidas.

Cabe decir que este sitio no era un sitio cualquiera, sino que estaba situado en una zona noble de Madrid, y se dedicaba profesionalmente al alquiler de despachos y oficinas (disponiendo de varios inmuebles). Afortunadamente, de momento parece que son la excepción.

Cuando salimos, lo primero que nos dijimos fue: !Qué piratas! Si hacen eso ahora, a saber qué harían después. ¿Veríamos las fianzas? ¿Habría problemas con los desperfectos que pudieran salir?

Debo aclarar que no me molestó que me propusieran una opción en B (es habitual en otros sectores, y a particulares les puede interesar, a sabiendas de que tiene riesgos inherentes), sino que ante mi negativa y mi exigencia de hacerlo totalmente legal hubiera tanta resistencia (ni os imagináis cuanta, con algunas de las imaginativas soluciones que he citado). Me hizo sospechar que algo extraño había.

por Roberto

3 comentario en “Los piratas de la oficina”
  1. Yo no estoy muy ducho en el tema de alquiler de oficinas pero claramente os encontrasteis con unos buenos «piratas». Espero que este sea un caso entre muchos.

    De cualquier otra forma, lo mejor claramente fue salir de allí y empezar a revisar ofertas más serias, no la de estos señores. Un punto que me sorprende es el hecho de que este situado en una zona noble de Madrid, lo que me hace llegar a pensar que hay calaña de este tipo en todas partes.

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