Por supuesto me refiero a la mía. Era excesivamente extensa, y realmente acaparaba mi vida.

La decisión ha venido a raíz de los comentarios de mi familia: «siempre estás trabajando». Lo cierto es que nunca me ha importado, de hecho en ocasiones he intentado dejar de trabajar y no he durado ni una hora antes de volver, porque me aburro o no acabo de desconectar.

Pero este fin de semana me he puesto a calcular mi jornada media durante lo que va de año, algo sencillo, pues casi todos los días es igual, incluido fines de semana, y debo confesar que la cifra me ha asustado: ¡alrededor de 75 horas semanales!.

Era demasiado. Es cierto que tengo mucho trabajo, y que me encanta lo que hago, pero 75 horas es demasiado, prácticamente todo el día (y eso que suelo dormir poco). Creo que mi familia tenía razón y el trabajo me podía.

Así que he tomado una decisión, algo que no había hecho nunca (al menos con éxito): imponerme un horario. Inevitablemente tiene que ser amplio en número de horas, sino quedará mucha faena por hacer, pero creo que con algunos cambios de hábitos puede ser viable.

La nueva jornada comienza a las 8 de la mañana y termina a las 18:30 horas de la tarde, de manera ininterrumpida, salvo media hora para comer (lo que utilizo normalmente).

A este horario añado una serie de horas extra, de tiempo semiocioso, que aprovecharé para escribir en el blog y leer y comentar todos los feeds de blogs y foros a los que estoy suscrito. Es uno de los mayores sacrificios, pues cada día los revisaba al menos 10 veces y me consumía parte del tiempo (no sólo por leerlos, sino por la desconcentración para otras tareas y un cierto grado de dependencia insano, sobre todo para mantener «conversaciones» en comentarios de temas interesantes.

El tiempo estipulado para esto será de 1,5 horas por la noche (entre las 10:30 y las 12), a lo que para terminar sumo 2,5 horas el sábado para tareas de mantenimiento y que todo pueda sobrevivir el fin de semana (contestar últimos correos, planificar la semana siguiente y hacer las últimas gestiones que aún queden abiertas).

En total, 60 horas semanales. Sigue siendo jornada y media de trabajo, pero la ganancia de tiempo es significativa. Incluso creo que gracias a dejar actividades distractorias para última hora me permitirá ser más productivo durante el día, y disfrutar más a la hora de bloguear y leer mis fuentes favoritas.

Imagino que será algo que os suceda a muchos, sobre todo a aquellos que trabajéis por cuenta propia (autónomos, empresarios…). Yo sé que me costará cumplir este horario, pero espero que redunde en una mejor calidad de vida cuando supere el síndrome de abstinencia, y con suerte sin pérdida de rendimiento.

por Roberto

5 comentario en “Cambios en la jornada laboral”
  1. Es dificil limitar el horario de trabajo.
    Yo lo hago al reves, me impongo algunas obligaciones como descansar periodicamente, comer bien, salir a pasear y de vez en cuando paso unos dias sin trabajar.

  2. Me alegro por ti. Acabo de encontrar tu página y de leer acerca de tu trabajo y me parece extraordinario. No ha sido nada dificil encontrarla, tal y como me dijiste en San Pedro. Enhorabuena por tu trabajo.
    Por cierto, yo nunca he podido controlar mi horario de trabajo, también porque no es rutinario. En ocasiones hecho de menos un trabajo con horario de oficina. Pero son pocas -estas ocasiones, digo. Lo no convencional, lo no rutinario, será más estresante, pero es lo que nos mantiene más vivos.

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